Acudí con unas molestias que el primer médico minimizó, descartando una intervención. Tiempo después, con el problema agravado y evidente, otro doctor me indicó que requería cirugía casi inmediata… pero me dieron fecha para tres meses más tarde. La gestión fue caótica: me prometieron una llamada para concretar la operación en una fecha y hora concreta, pero nadie me contactó. Tuve que llamar yo mismo al hospital para advertirlo. Finalmente, me devolvieron la llamada, pero tarde, con información poco clara y asignándome la operación para tres meses después.
A una semana de la intervención recibí una llamada perdida del hospital, y dada la preocupación, intenté contactar varias veces sin éxito (una vez más, casi imposible que atiendan el teléfono). Cuando finalmente logré hablar con alguien, no supieron decirme con claridad el motivo de la llamada. Probablemente fuera un recordatorio para asegurarme que me llamarían más adelante… cosa que tampoco ocurrió.
El día de la operación, el médico que supuestamente iba a intervenirme no se presentó ni antes ni después de la cirugía. En ningún momento tuve la oportunidad de hablar con él. Durante el ingreso, la sensación general fue de prisas, desorganización y falta de empatía. No todo el personal fue así —hay profesionales valiosos—, pero en conjunto, la experiencia ha sido decepcionante.
Falta humanidad, información, coherencia en el trato y una gestión interna más que deficiente.
No volvería a confiar en este hospital.